Partiendo del supuesto de que el misterio de la poesía radica, potencialmente, en la aparición del núcleo poemático, nos inquieta la pregunta : ¿Cómo interpretar la sugestión creadora que da comienzo al proceso artístico?. La estructura orgánica y poemática del proceso puede ofrecernos una formulación de orden general pues : “el germen creativo es siempre germen de un poema y termina en una obra de arte y no en cualquier otro producto humano” -lo dice Ibáñez Langlois-. Los recursos poéticos son parte del lenguaje que los poetas inventan para expresar una visión del mundo en la que la realidad del tiempo y el espacio ha dejado de ser percibida en supuestos términos absolutos y pasa a ser un encuentro de infinitas perspectivas. Eliot advierte que esa emoción, en su sentido ordinario,[1] ciertamente no es una idea. El principio del poema, como estado del alma, es mucho más leve e inasible que una emoción o que un sentimiento, aunque se acompañe de ellos. El embrión creativo nace para poema. Rilke afirma que “una obra de arte es buena cuando ha nacido de la necesidad”.[2] Por eso Maritain llama al núcleo primero del poema con el nombre de “emoción formal.”[3] No se trata aquí de una emoción expresada o pintada por el poeta, una emoción que sirva como cosa, como una suerte de material para realizar la obra, ni de un estremecimiento del poeta que por medio del poema suspenda al lector. Se trata de una emoción que es forma. El punto tensional en el proceso de creación es siempre la forma, aunque el aspecto artístico no pueda resolverse solamente con ella. Rilke expresa esta realidad en su poema “Réquiem para un poeta”:
“OH VIEJA MALDICIÓN DE LOS POETAS
QUE SE QUEJAN CUANDO DEBEN DECIR
QUE SIEMPRE OPINAN SOBRE SUS SENTIRES
EN LUGAR DE FORMARLOS...Qué enorme y sencilla carga poética la de estos versos, el plano real de las cosas no se significa en el lenguaje sino que es el poema; como lo dice Huidrobo:
“NO CANTÉIS A LA ROSA, OH POETAS,
HACEDLA FLORECER EN EL POEMA.”
Su germen, fue una célula de experiencia y de un lenguaje o forma, idénticos entre sí. ¿Será entonces una idea, aquel núcleo misterioso que inicia la creación?.
Obviamente, que el núcleo formativo de un poema contiene una idea; ésta es una idea del poema que se va a hacer, que no es la idea del contenido, ya que el contenido solo se lo conoce, una vez concluida la obra artística.
[1] ELIOT,The Three Voices of Poetry, pág. 98.
[2] RILKE, Cartas a un joven poeta (Buenos Aires, Alpe, 1953), pág. 14
[3] MARITAIN, la poesía y el arte, págs. 149-50.
domingo, 9 de diciembre de 2007
EMOCIÓN Y POESÍA
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